viernes, 8 de noviembre de 2013

El amor llega cuando quiere.


El amor es lo más impreciso que conozco.
Nadie lo domina, llega cuando quiere.
El amor puede llegar por la terquedad de nuestras voluntades.
Puede llegar por obligarnos a enamorarnos.
Puede llegar por insistir en lo que queremos.
Pero el amor es impreciso. El amor llega solo si él quiere.

El amor puede llegar con una sonrisa.
El amor puede llegar con una mirada diferente.
El amor llega por caricias, por palabras especiales.
El amor llega cuando no estás alerta.
Cuando menos quieres, más te busca.
Al amor le gusta sorprender.

A veces creemos tener el diseño perfecto del amor.
Sabemos cómo queremos que sea el amor.
Sabemos qué queremos del amor y qué no.
Creemos que ya tenemos el plan perfecto para enamorarnos.
Tenemos ese tipo de persona que es para nosotros.
Tristemente, el amor no trabaja así.

El amor está en la persona que menos esperas.
El amor nace de una conversación casual.
El amor nace de un accidente. Nace de situaciones improvisadas.
El amor lo tendrás en frente sin darte cuenta.
Cuando menos busques al amor, él ya te habrá encontrado.
Cuando te despiertes enamorado, ya será tarde.
Tus esquemas no tendrán valor. El amor no será lo que esperabas.
La persona que amarás no era lo que buscabas.
El amor no era lo que querías que fuese.
El amor siempre será diferente. Nunca podremos entenderlo.

Pero me he dado cuenta que, mientras más confuso es el amor, mejor es.
La razón no es amiga del amor. Por eso no hay que entenderlo.
El amor se vive, no se entiende.
Por eso hay que amar más y pensar menos, y dejarnos llevar por lo que sentimos.
Si el amor es correspondido, sabrá mejorarse a sí mismo.
Si el amor no fue bueno, ya lo será en otra ocasión.
No esperes mucho del amor; tampoco esperes poco.
Deja de pensar tanto, y deja que te sorprenda.
Al final te darás cuenta de que el amor no es como tú crees, es mejor.

Lírica Anon.

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