Aprovecharé esta semana de contarles una experiencia que viví hace poco. Mejor dicho, una experiencia que aún estoy viviendo.
Nunca he sido una persona de confiar en los demás, pero me he dado cuenta de que es casi inevitable. Cuando alguien logra marearte con astucia, resulta imposible negar un voto de confianza. Ciertamente nunca había tenido motivos claros por el cuál desconfiar de los demás, pero eso cambió desde hace unas pocas semanas.
Les contaré mi historia con tres amigas diferentes, sobre todo con la tercera. Tres personas que han influido en mi vida de tres maneras totalmente diferente, y que me han enseñado distintas cosas. Simplemente las describiré un poco y les contaré mi relación con ellas. Quizá se identifiquen, o tal vez aprendan algo.
Como dije, ellas son tres. No diré sus nombres, pero hoy las llamaré: Fanny, Aba y Danesa.
Fanny es, simplemente, la amiga que seguramente encontraré en mi futuro. Fanny es mi amiga desde la infancia. Ella sabe más de mí que cualquier otra persona. Nuestra amistad ha sufrido todo tipo de percances y etapas, y, de una manera sorprendente, nunca llegamos a separarnos. Es de esas personas que te hacen creer en la amistad y te obligan a confiar en ella. Siempre ha cuidado mis secretos, siempre ha buscado defenderme del resto. Fanny piensa como yo en casi todos los aspectos. Me ha ayudado a sobrellevar todo tipo de problemas y situaciones. Hemos crecido y madurado juntos. Se sabe de memoria mis defectos, así como me sé todos los de ella. Si me viese obligado a elegir a alguien, no cabe la menor duda de que sería a Fanny. Sé bien que contaré con ella toda la vida. De Fanny he aprendido que la amistad existe.
Aba no es igual. A diferencia de Fanny, Aba poco sabe de mis sentimientos, mis problemas o mis angustias. Nuestra amistad no es de prestar oídos o consejos. A Aba la conozco mucho menos tiempo que a Fanny, pero sí más tiempo que a Danesa. Mi amistad con Aba es de compañeros y colegas. Aba me ha ayudado más que nadie a progresar en mis proyectos. Aba nunca se olvida de mí y siempre me recuerda al presentarse nuevas oportunidades. Ha tolerado faltas mías sin necesidad de hacerlo. Me ha incluido en sus planes sin pedírselo, y lo que más me sorprende es el cariño que Aba me tiene. Ella realmente te vende una amistad genuina, casi perfecta. Nunca he peleado con Aba, siempre estamos de acuerdo. En Aba descanso confiadamente. Acepto sus decisiones y simplemente sigo sus propuestas. Desde que estoy con Aba, mi vida es más sencilla. De Aba he aprendido lo que es ayudar y apoyar a tus seres queridos.
Por último está Danesa. Si les soy sincero, desearía nunca haberla conocido. Danesa se presentó a sí misma como la combinación entre Fanny y Aba. Alguien que pretendió ayudarme con mis proyectos, quiso aligerar mis cargas, y que, a su vez, ofreció su hombro y sus oídos. Qué error fue haber aceptado esa propuesta. Ella casi hace que me olvidara de Fanny y Aba. Gracias a Dios nunca llegué a hacerlo.
Danesa aprovechó una época donde me alejé de Fanny y logró ocupar su lugar en casi todos los aspectos, en cuanto a amistad se refiere. La rapidez con la cual nuestra supuesta amistad creció fue abrumadora. En muy poco tiempo pensé haber encontrado a una excelente persona. Siendo yo alguien que vive desconfiando, no sé por qué con ella no lo hice.
Con el tiempo, Danesa me rodeó totalmente. Se hizo amiga de mis amigos, se involucró en mis proyectos, conoció familiares míos y visitó mis lugares preferidos. Le conté algunas de mis frustraciones, así como mis sueños. Hubo un momento donde Danesa estaba en todo. Pero, si bien nuestra amistad creció como la espuma, terminó en mucho menos tiempo que eso. En dos o tres días, una cadena de sucesos me demostraron con qué clase de persona estaba compartiendo mi vida. A raíz de esos acontecimientos, por culpa de Danny casi llego a separarme totalmente de Fanny. Poco después de esto fue que llegué a enterarme realmente todo.
Durante mucho tiempo, Danesa me mintió, me ocultó aspectos claves de su vida, y, lo peor de todo, comentó y regó hechos de mi vida que nadie más conocía, ni tenían por qué hacerlo. Danesa reveló a mis amigos detalles personales que Fanny por muchos años nunca llegó a revelar. Esto fue de las cosas que mas me sorprendieron, ya que, si bien vivimos momentos que no eran ejemplares de una buena amistad, inclusive siendo ella quien fallaba, nunca a nadie le llegué a contar tales cosas. Pude haber pensado mal de Danesa muchas veces, pero nunca nadie se enteró de eso. Si alguien me preguntaba por ella, siempre resaltaban sus virtudes, nunca sus defectos. Al parecer Danesa no lo hizo así. Ella le habló mal de mí a más de uno, incluyendo a Aba. Por su culpa, la percepción que muchas personas tenían de mí ha cambiado. Doy por hecho que, todo lo que alguna vez le conté, o viví con ella, ha sido tema de conversación entre mis amigos, quienes, irónicamente, ahora son los amigos de ella. Me tiene perplejo la facilidad desmedida con la que llegó a exponerme ante las personas durante tanto tiempo, mientras la consideraba alguien de fiar.
¿Cuál era el sentido?, ¿qué se supone que ganó con eso? Prefiero creer que fue simple inmadurez y no el pobre intento de ganar la amistad de las personas, al perjudicar la mía con ellas.
Al final, las personas que más me importan no se vieron afectadas, o por lo menos no después de contar mi versión de los hechos, obligado por las acusaciones tan descabelladas en mi contra; aunque a pesar de lo que crea, nunca sabré ciertamente el alcance del daño que Danesa ha podido ocasionar.
Lo que sí sé es que nunca antes me había sentido tan vulnerable. Nunca me habían visto la cara de tonto de esa manera. Nunca nadie le había hablado tanta basura de mí a las pocas personas que me importan. Nunca nadie había sido tan descarada. Nunca nadie me había enseñado tanto con su mal ejemplo. Realmente haberle tenido un dedo de confianza ha sido una de las peores decisiones de mi vida. De Danesa aprendí que realmente no hay que confiar en nadie. Y es que hasta el anonimato de este escrito es casi ficticio. Todo por culpa de ella.
Lírica Anon.