viernes, 10 de enero de 2014

Despedida sin resentimiento


  Ya escuché tus razones, a pesar de nunca haberlas pedido. La verdad es que poco influyen en lo que nos está sucediendo. Poco a poco has dejado de sentir lo que sentías antes. Punto. ¿Para qué razones?, ¿para qué pierdes tu tiempo? No hay nada que excusar, no hay nada que arreglar. ¿Acaso has dañado algo?, ¿acaso hiciste algo mal? Por qué te esfuerzas en explicar algo que está tan claro. ¿A quién quieres calmar con tus motivos?, ¿es a mí, o lo haces por ti misma?
                       
  Tranquila, jamás he hablado de rencores. No me pidas perdón, que ninguna falta has cometido. Si hay algo más absurdo que pedirte que me ames, dime qué será, que no creo que exista. Así que, por favor, no te sientas culpable. En realidad, ¿de quién es la culpa si no completamente mía? No supe amarte como tu corazón quería. Nadie sabe qué quiere en el amor, y yo no te ayudé a averiguarlo. No fue tu culpa, todo fue culpa mía.

  La verdad es que están de más esas teorías del amor para consolarme. De nada sirve creer que existen las almas gemelas, si para mí esa eras tú. Podrás hablarme de medias naranjas, pero para mí eras la fruta que quisieras. Para mí lo eras todo, no importa la teoría que lo explique. Si no me viste de la misma manera, no te compliques. Al amor no se le obliga ni se le contradice. Gracias por ser firme, y detener a tiempo esta mala inversión en nuestras vidas.

  Ya sabrá el tiempo sanar mis heridas. Más habrá durado nuestro intento de amor, de lo que durará mi sufrimiento. No te preocupes por mí. No soy amante del dolor. tenme presente en tus oraciones, así como yo oraré por ti, para que nos vaya bien, y para que pueda encontrar a alguien como tú.

  Esta relación no habrá sido en vano. Sepamos atesorar las buenas experiencias y lecciones. Desechemos lo que no sirve. Gracias a esto tenemos un modelo que nos servirá para el futuro: yo quiero a una mujer como tú, y tú a un hombre que no sea como yo.

 Tomaré las medidas que hagan falta para ser un mejor hombre, para que esto no me suceda nuevamente. No te ocupes en ayudarme. Sé feliz como siempre quise. Recuérdame con cariño, y búscame cuando me necesites. Nunca le negaré la mano, a quien una vez le ofrecí toda mi vida.

Lírica Anon.

No hay comentarios:

Publicar un comentario