Me causa gracia la falsa percepción que como humanos tenemos de nosotros mismos.
Creemos que somos la mejor especie, no valoramos a los otros seres vivientes.
Creemos que Dios nos ama más a nosotros, que diariamente pecamos, en lugar de amar más a sus otras creaciones que cumplen su función en este mundo mucho mejor que nosotros.
En este falso concepto, cuando queremos insultar a alguien, solemos compararlo con algún animal.
Y yo digo, ojalá fuésemos más animales.
¿Tiene sentido decir "eres un perro", y entender eso como un insulto?
Para mí no lo tiene, y, al contrario, ojalá yo fuese un perro.
Ojalá tuviese esa capacidad de amar que tiene un perro. Ese amor incondicional hacia aquel que le extiende su mano, sin mirar razas, intelectos, clases sociales o parentescos.
Ojalá yo fuese leal como un perro. Ojalá algún ser humano tuviese esa fidelidad incondicional hacia los suyos. Ojalá yo defendiese a los míos con la misma pasión con la que lo hace un perro.
Ojalá tuviese la inocencia de un perro. Poder confiar en cualquiera. Ser feliz con lo poco que me den. Disfrutar los tontos y pequeños detalles de la vida, como si lo fuesen todo.
¿Quiénes son más felices? ¿Nosotros, o los perros?
No me insultan diciéndome perro.
Ojalá yo fuese uno de ellos.
Lírica Anon.
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