Ella ha sido ingenua. Más de una vez pensó que las personas eran buenas. No pensó que existían las malas intenciones. No entendía que la mentira tenía diferentes facetas. No sabía que las personas tienen más de una cara. Nunca pensó que sería la protagonista de esas historias terribles que contaban. Tenía el mejor concepto del ser humano. Pensó que el amor podía soportar cualquier cosa. No sabía que era posible fingir amor. Ella veía el lado bueno de las cosas. Nunca le pareció ver algo sospechoso. No se imaginó nunca lo que pasaba. Para ella no era posible, simplemente no se lo planteaba. Nunca se imaginó que sería traicionada.
En el mejor momento de su vida, descubrió que su primer amor, era también el amor de otra. Se negó a creer tal cosa. Si no fuese por la sinceridad del culpable, jamás lo hubiese creído. Pero ella era buena. Ella simplemente perdonó. Porque el amor perdona. De eso se trata, pensaba ella.
Dicen que árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza. Mucha razón tiene ella en creer en ese dicho, puesto que su primer amor, siguió amando a otras. Parecía que mientras peor hacía las cosas, más promesas le hacía. Ella creyó en cada una de ellas, hasta que aquel primer amor se cansó de ella.
"No era mi alma gemela" fue el consuelo para ella durante meses. Para ella el amor existía. Solo había tenido mala suerte. "¿Por qué no seguir intentando?" se preguntaba, y así fue detrás de cada amor que le parecía posible.
Dos o tres veces se repitió la historia. Ella pensaba que así era la vida; que era cuestión de intentarlo una vez más, que el amor estaba la vuelta de la esquina.
Daba gracias a Dios por la fidelidad de sus amigas, que siempre estaban en los días donde, una vez más, el amor se vencía. Aquellas que les servían como trapitos para las lágrimas. Daba gracias a Dios por aquellas personas tan maravillosas.
Pero la vida siempre te sorprende. Nadie es perfecto, todos se equivocan; y se equivocó ella en considerar como a una hermana, a una chica que se acostaba con su más reciente amor, el amor con quien parecía que por fin había acertado. Ella nunca pensó que su mejor amiga se lo había robado.
Ella ya no siente. Ella ha sido engañada, traicionada, maltratada, menospreciada. Ella ya está cansada de intentar. El amor se ha burlado de ella muchas veces. Ya se convenció de que son simples fantasías. Aislada de todos, no consigue remedio para el sufrimiento y la soledad que el desconfiar en los demás conlleva. Para ella la vida dejó de ser un paseo alegre por este mundo. Según ella, le ha tocado la peor parte, y eso nunca cambiará.
Ojalá pudiese hablar con ella. Quisiera decirle que el amor sí existe. Que es tan valioso como escaso. Que sí existen personas fieles. Que el amor sí está donde menos lo esperamos. Quizá el amor estaba en algún chico que rechazó por un prejuicio equivocado, en vez de haberle dado la oportunidad de darse a conocer. Quizá el amor ha estado detrás de ella y, sin darse cuenta, se ha fijado en las personas incorrectas.
Quisiera decirle que la amistad, también existe. No porque alguien nos falló todos lo harán. Y sí, de eso se trata la vida, de apartar a las personas que nos hacen daño, pero sobretodo de valorar a aquellas que son fieles, porque los fieles somos pocos. Hay que valorar a las buenas personas que Dios nos ha regalado. Valorar a la familia, a esos amigos imperfectos que hacen el esfuerzo de brindarte su mano. A los que siempre piensan en ti, a los que les preocupa tu bienestar. Que los fracasos nos enseñen a valorar los triunfos. Que el sufrimiento nos enseñe a valorar las alegrías. A veces nos pesa más la tristeza, en vez de apoyarnos en la felicidad.
Estoy seguro que ella tiene mayores motivos para sonreír. Y sobretodo estoy seguro de que ella no está sola; Dios está con ella.
Lírica Anon.
Lírica Anon.
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