viernes, 9 de agosto de 2013

Sin garantías.


Aquí estamos. Llegamos al punto en el que, no somos novios, pero tampoco unos simples amigos. Estamos delante de una puerta, que no sabemos lo que esconde detrás. Tenemos la pluma en nuestras manos, y no sabemos qué será mejor: lanzarnos a escribir una historia, o mejor evitar que esto siga creciendo. Ninguno quiere salir lastimado otra vez, ¿cierto?

Aquí no hay garantías. Si decidimos intentarlo no sabemos si esto tendrá éxito, o será una mala experiencia. ¿Qué nos asegura que no vamos a sufrir? Nada. Lo que hoy sentimos puede ser el nacimiento de un amor épico, ejemplo de novelas, de películas de amor; como puede ser el comienzo de un hoyo, que con el tiempo nos consumirá, y nos estancará, robando tiempo de nuestras vidas, llenándonos de tristezas, de malas experiencias.

Confío en ti. Tú confías en mi. Pero no sé qué será de mí cuando seamos más que amigos. Tú no sabes cómo actuarás cuando sea yo el centro de tu vida. Nada es seguro. Los sentimientos no son predecibles, y puede que tomen el control de nuestra vida, de nuestra conducta, de nuestra razón, de nuestra manera de pensar.

Debemos escoger entre seguir cómodos, sin sufrimientos, y vivir con la intriga; o adentrarnos en esta aventura. Podemos abrir la puerta y ver a dónde nos lleva. Podemos empezar a escribir esta historia, y así descubrir cómo termina.

La única manera de saber lo que pasará, es haciendo que pase. Por eso quiero vivir esto contigo. Te espero del otro lado de la puerta. Ya tengo la pluma. Tú tienes la tinta. Y si sufrimos, ¿qué? Creo que ya hemos sufrido antes, ya sabremos superarlo.

Te invito a arriesgarnos. Es la única manera de saber si somos lo que tanto hemos buscado. Algo me dice que eres la indicada. Sin miedo, que si nos toca llorar, sabremos verle el lado bueno. 

Bienvenida a mi vida. Que sea un placer conocerte.

Lírica Anon.

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